Ya, desde época romana, la producción de aceite en estas tierras cobró una especial importancia.
La esmerada elaboración de sus productos, la selección exigente y el control de las Denominaciones de Origen, garantizan la calidad de este producto: oro líquido a nuestro alcance.
Esta es una tierra que produce exquisitos dulces como los sabrosos pestiños, la carne de membrillo, los singulares gajorros, los afamados mantecados o la deliciosa repostería conventual.
Saborea despacio, degusta una cocina tradicional elaborada entrañablemente con productos auténticos.
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